
¿Por qué Francia no quiere dejar Nueva Caledonia? El precio geoestratégico de las islas
Control de recursos, presencia en el Indo-Pacífico e influencia global sostienen el interés francés en la isla.

Francia y Nueva Caledonia alcanzaron un acuerdo que mantiene al archipiélago como parte del Estado francés, pero con reconocimiento como nuevo estado. El pacto establece la creación de una nacionalidad neocaledonia, que podrá coexistir con la francesa, y será sometido a referendo en 2026.
Nueva Caledonia, situada a casi 17 mil kilómetros de París, posee una de las mayores reservas mundiales de níquel, un mineral estratégico para la transición energética global. Esta riqueza natural fue uno de los elementos centrales del interés francés en conservar su soberanía sobre el territorio.
Además de sus recursos minerales, la isla representa un punto clave en la estrategia de Francia para sostener su presencia en el Indo-Pacífico. Esta región concentra crecientes tensiones geopolíticas, y Nueva Caledonia permite a Francia mantener capacidad operativa y diplomática a escala global.
“El archipiélago conservará un estatus dentro de Francia, con ciudadanos caledonios que seguirán siendo franceses”, afirmó el diputado antiindependentista Nicolas Metzdorf. El acuerdo, firmado tras diez días de negociaciones cerca de París, descarta nuevos referendos salvo el que ratificará el pacto en el archipiélago.
Desde 2018, el territorio celebró tres consultas populares sobre la independencia. En todas, ganó la permanencia dentro de Francia. No obstante, el referendo de 2021 fue boicoteado por sectores independentistas que alegaron condiciones desfavorables debido al impacto de la pandemia en la población kanak.
Las tensiones aumentaron nuevamente en mayo de 2024, cuando el gobierno francés propuso ampliar el padrón electoral a residentes no indígenas. La medida desató protestas que dejaron 14 muertos y daños materiales estimados en 2 mil millones de euros, equivalentes al 10% del PIB local.
Como parte del nuevo acuerdo, solo podrán votar quienes hayan residido en Nueva Caledonia durante al menos diez años. También se incluye un plan de recuperación económica centrado en la reactivación de la industria del níquel, paralizada por la inestabilidad de los últimos meses.
El primer ministro François Bayrou calificó el documento como un pacto “de dimensiones históricas”, mientras que el presidente Emmanuel Macron convocó al diálogo con el objetivo de definir un “nuevo proyecto” para el territorio. El texto será debatido por ambas cámaras del Parlamento francés a finales de 2025.
La permanencia de Nueva Caledonia como parte de Francia también influye en su representación en organismos internacionales como la ONU. Los territorios de ultramar aumentan el alcance político global de Francia, que posee la segunda mayor zona económica exclusiva marítima del mundo.
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