Sesión informativa del Secretario General para la Asamblea General sobre las prioridades para 2023
Señor Presidente de la Asamblea General, Excelencias, Señoras y señores:
Antes de comenzar, quiero transmitirles mi profunda tristeza por los devastadores terremotos ocurridos en Turquía y Siria. Extiendo mis condolencias a las familias de las víctimas. Las Naciones Unidas se están movilizando para apoyar la respuesta de emergencia.
Así pues, trabajemos juntos en solidaridad para ayudar a todos los afectados por este desastre, muchos de los cuales ya necesitaban urgentemente ayuda humanitaria.
Durante mi mandato como Alto Comisionado para los Refugiados, fui varias veces a trabajar a esa zona, y nunca olvidaré la extraordinaria demostración de generosidad de la gente de la zona. Es hora de que todos nosotros mostremos la misma solidaridad de la que he sido testigo en la zona en relación con los refugiados que huyen de uno de los conflictos más difíciles de nuestro tiempo.
Excelencias,
Hace un mes dimos la vuelta al calendario y entramos en un nuevo año. Pero hace apenas unos días otro reloj giró: el llamado “Reloj del Apocalipsis”. Ese reloj simbólico fue creado hace 76 años por científicos atómicos, entre ellos Albert Einstein.
Año tras año, los expertos han medido la proximidad de la humanidad a la medianoche, en otras palabras, a la autodestrucción.
En 2023, analizaron el estado del mundo, con la invasión rusa de Ucrania, la catástrofe climática galopante, las crecientes amenazas nucleares que están socavando las normas e instituciones mundiales.
Y llegaron a una conclusión clara. Faltan 90 segundos para la medianoche, es decir, 90 segundos para una catástrofe mundial total. Es lo más cerca que el reloj ha estado de la hora más oscura de la humanidad, incluso más cerca que en los momentos más álgidos de la Guerra Fría. En realidad, el Reloj del Apocalipsis es un despertador mundial. Tenemos que despertarnos y ponernos a trabajar.
Excelencias,
Hemos comenzado 2023 confrontados con una confluencia de retos sin precedentes. Las guerras persisten. La crisis climática sigue ardiendo. La riqueza y la pobreza extremas siguen haciendo estragos. El abismo entre quienes tienen y quienes no, está dividiendo sociedades, países y el mundo en general. Divisiones geopolíticas de enorme magnitud están minando la solidaridad y la confianza mundiales. Este camino es un callejón sin salida. Necesitamos un cambio de rumbo.
La buena noticia es que sabemos cómo cambiar las cosas: en materia de clima, de finanzas, de resolución de conflictos, entre otros.
Y sabemos que los costos de la inacción superan con creces los costos de la acción. Pero falta la visión estratégica, el pensamiento y el compromiso a largo plazo. Políticos y tomadores de decisiones están mañatados por lo que yo llamo “una preferencia por el presente”.
En la vida política y empresarial existe un sesgo a favor del corto plazo. La próxima encuesta, la próxima maniobra política táctica para aferrarse al poder; pero también el próximo ciclo económico, o incluso la cotización bursátil del día siguiente. El futuro es problema de otros. Este pensamiento a corto plazo no sólo es profundamente irresponsable, sino inmoral. Y es autodestructivo.
Porque hace que los problemas a los que nos enfrentamos hoy -aquí y ahora- sean más intratables, más divisivos y más peligrosos. Tenemos que cambiar la mentalidad de la toma de decisiones. Mi mensaje de hoy se reduce a esto:
No se enfoquen únicamente en lo que les puede ocurrir hoy – y vacilen.
Fíjense en lo que nos pasará a todos mañana – y actúen.
Excelencias,
Tenemos la obligación de actuar -de forma profunda y sistémica. Al fin y al cabo, el mundo no avanza paulatinamente. La tecnología no avanza paulatinamente. La destrucción del clima no avanza paulatinamente. No podemos avanzar de manera paulatina. No es un momento de retoques. Es un momento de transformación.
Una transformación basada en todo lo que guía nuestro trabajo, empezando por la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Este año se celebra el 75º aniversario de la Declaración Universal, la esencia de nuestra misión compartida de defender y realzar nuestra humanidad común. Fue audaz, ambiciosa y atrevida. Debemos inspirarnos en su espíritu y en su sustancia.
La Declaración nos recuerda que “la libertad, la justicia y la paz tienen como base la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.
Cuando observo los derechos humanos en sentido amplio, con la lente del siglo XXI, veo el camino para salir de este callejón sin salida.
Excelencias,
Todo comienza con el derecho a la paz. La invasión rusa de Ucrania está infligiendo un sufrimiento indecible al pueblo ucraniano, con profundas implicaciones globales. Las perspectivas de paz siguen disminuyendo. Las posibilidades de una mayor escalada y derramamiento de sangre siguen creciendo.
Me temo que el mundo no camina sonámbulo hacia una guerra más amplia. Me temo que lo está haciendo con los ojos bien abiertos. Pero el mundo necesita paz y una paz alineada con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Debemos trabajar más por la paz en todas partes.
En Palestina e Israel, donde la solución de los dos Estados se aleja cada día más.
En Afganistán, donde se pisotean los derechos de las mujeres y las niñas y continúan los atentados terroristas mortales.
En el Sahel, donde la seguridad se deteriora a un ritmo alarmante.
En Myanmar, que se enfrenta a nuevos ciclos de violencia y represión.
En Haití, donde la violencia de pandillas tiene secuestrado a todo el país.
Y en otras partes del mundo para los dos mil millones de personas que viven en países afectados por conflictos y crisis humanitarias.
Excelencias,
Si todos los países cumplieran las obligaciones que les impone la Carta, el derecho a la paz estaría garantizado. Cuando los países incumplen esos compromisos, crean un mundo de inseguridad para todos. Ha llegado el momento de transformar nuestro enfoque de la paz volviendo a comprometernos con la Carta, dando prioridad a los derechos humanos y a la dignidad, y situando la prevención en el centro. Esto requiere una visión holística del continum de paz que identifique las causas profundas y evite que broten las semillas de la guerra.
En primer lugar, una visión que invierta en la prevención para evitar los conflictos, que se centre en la mediación, avance en la consolidación de la paz e incluya una participación mucho más amplia de mujeres y jóvenes.
Estos son los elementos centrales de la Nueva Agenda para la Paz propuesta, nuestro plan para revitalizar la acción multilateral en un mundo en transición y en una nueva era de competencia geoestratégica.
La Nueva Agenda para la Paz debe tratar de abordar todas las formas y ámbitos de amenaza, antiguos y nuevos.
Mientras las operaciones de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas celebran su 75 aniversario, muchas de sus misiones carecen de recursos suficientes y son objeto de ataques, sin paz que mantener.
Aumentaremos nuestro compromiso con la reforma a través de la iniciativa “Acción para el mantenimiento de la paz plus (A4P+)”.
Pero la Nueva Agenda para la Paz debe reconocer la necesidad de una nueva generación de misiones de imposición de la paz y operaciones antiterroristas, dirigidas por fuerzas regionales, con un mandato del Consejo de Seguridad en virtud del Capítulo VII, y con una financiación garantizada y predecible.
La Unión Africana es un socio obvio en este sentido.
También es hora de volver a poner en el centro el desarme y el control de armamentos, reduciendo las amenazas estratégicas de las armas nucleares y trabajando para su eliminación definitiva. Los países con armamento nuclear deben renunciar al primer uso de estas armas inaceptables. De hecho, deben renunciar a cualquier uso, en cualquier momento y en cualquier lugar.
El llamado “uso táctico” de armas nucleares es un absurdo. Corremos el mayor riesgo en décadas de sufrir una guerra nuclear que podría comenzar por accidente o por diseño. Tenemos que poner fin a la amenaza que suponen las 13.000 armas nucleares almacenadas en arsenales alrededor del mundo.
Al mismo tiempo, ninguna Agenda para la Paz puede ignorar los peligros que plantean las nuevas tecnologías. Debería incluir medidas como prohibiciones internacionales de ciberataques a infraestructuras civiles, y límites acordados internacionalmente a los sistemas de armas autónomas letales.
La supervivencia humana debe preservarse a toda costa.
Excelencias,
La Nueva Agenda para la Paz debe aspirar a maximizar el poder de convocatoria de las Naciones Unidas como plataforma para coaliciones de amplia base y una diplomacia eficaz.
La Iniciativa de Granos del Mar Negro demuestra que este enfoque puede dar resultados, incluso en medio de una guerra mortífera.
La reciente visita de la Vicesecretaria General a Afganistán -y sus consultas en la región y fuera de ella- demuestran que trataremos de crear consenso en torno a los derechos humanos, incluso en las situaciones más difíciles.
Este año, avancemos juntos con enfoques audaces e innovadores para que las Naciones Unidas puedan cumplir mejor su promesa de “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”.
En segundo lugar, los derechos sociales y económicos y el derecho al desarrollo.
Seamos claros.
- Cuando vemos que la pobreza y el hambre aumentan en todo el mundo….
- Cuando los países en desarrollo se ven obligados a pagar cinco veces más en costos por endeudamiento que las economías avanzadas…
- Cuando a los países vulnerables de renta media se les niega financiación en condiciones favorables y alivio de la deuda…
- Cuando el 1% más rico ha acaparado casi la mitad de toda la nueva riqueza de la última década…
- Cuando la gente es contratada y despedida a voluntad, pero carece de cualquier forma de protección social…
- Cuando vemos todos estas enormes fallas y más…
Algo va fundamentalmente mal en nuestro sistema económico y financiero. La arquitectura financiera mundial está en el centro del problema. Debería ser el medio a través del cual la globalización beneficiara a todos.
Sin embargo, está fallando.
La arquitectura financiera mundial no necesita una simple evolución; necesita una transformación radical. Ha llegado el momento de un nuevo Bretton Woods. Un nuevo compromiso para posicionar las necesidades ingentes de los países en desarrollo en el centro de cada decisión y mecanismo del sistema financiero mundial.
Una nueva determinación para abordar las terribles desigualdades e injusticias que la pandemia y la respuesta han puesto una vez más al descubierto. Una nueva determinación para garantizar que los países en desarrollo tengan mucha más voz en las instituciones financieras mundiales.
Y una nueva arquitectura que incluya el alivio y la reestructuración de la deuda de los países vulnerables, incluidos los de renta media que lo necesiten, aprovechando el impulso de la Agenda de Bridgetown.
En particular, los Bancos Multilaterales de Desarrollo deben cambiar su modelo de negocio y aceptar un nuevo enfoque del riesgo. Deben multiplicar su impacto potenciando masivamente sus fondos para atraer mayores flujos de capital privado que inviertan en la capacidad de los países en desarrollo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esto significa aumentar las garantías y adoptar posiciones de primera pérdida en coaliciones de instituciones financieras para apoyar a los países en desarrollo. Sin reformas fundamentales, los países y los individuos más ricos seguirán amontonando riqueza, dejando migajas para las comunidades y los países del Sur Global.
Excelencias,
Mientras trabajamos para lograr estas reformas sistémicas, tenemos ante nosotros la oportunidad de rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, empezando por la Cumbre de los Países Menos Adelantados del mes próximo y encaminándose a la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de septiembre.
Permítanme ser claro: la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible será el momento central de 2023.
A mitad de camino hacia el 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible están desapareciendo en el retrovisor. Los países deben acudir a la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con puntos de referencia claros para abordar la pobreza y la exclusión, y avanzar en la igualdad de género.
Y el mundo debe unirse para movilizar recursos – ya.
Esto significa garantizar urgentemente que las economías en desarrollo dispongan de liquidez para financiar inversiones en educación de calidad, sanidad universal, preparación ante pandemias, trabajo digno y protección social.
Todo ello sienta unas bases sólidas para un Nuevo Contrato Social basado en derechos y oportunidades para todos, tal y como se expone en el informe Nuestra Agenda Común.
En la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), insto al G20 a que acuerde el Estímulo global de los ODS que propuse en la Cumbre del G20 del pasado noviembre para apoyar a los países del Sur Global.
A pesar de las buenas noticias de los últimos días en relación con las economías norteamericana, europea y china, no podemos olvidar las enormes dificultades a las que se enfrentan los países en desarrollo y, de hecho, los trabajadores de todo el mundo.
Seguiré presionando para que se tomen medidas inmediatas, pero también para que se lleven a cabo reformas fundamentales, utilizando el poder de convocatoria de las Naciones Unidas para lograr un cambio real.
Excelencias,
En tercer lugar, el derecho al desarrollo va de la mano del derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible.
Debemos poner fin a la guerra despiadada, implacable y sin sentido contra la naturaleza. Está poniendo a nuestro mundo en riesgo inmediato de rebasar a toda velocidad el límite de 1,5 grados de aumento de la temperatura, que ahora sigue avanzando hacia unos mortíferos 2,8 grados.
Mientras tanto, la humanidad está dando un golpe devastador a la rica biodiversidad de nuestro mundo, con consecuencias brutales e incluso irreversibles para las personas y el planeta. Nuestro océano está asfixiado por la contaminación, los plásticos y los productos químicos.
Y un sobreconsumo vampiresco está drenando la sangre vital de nuestro planeta: el agua. 2023 es el año de ajustar las cuentas. Debe ser un año de acción climática que cambie las reglas del juego.
Necesitamos un cambio disruptivo para acabar con la destrucción.
- No más pasos pequeños.
- No más excusas.
- Se acabó el lavado verde.
- No más avaricia sin fondo de la industria de los combustibles fósiles y de quienes la facilitan.
Excelencias,
Debemos centrarnos en dos prioridades urgentes: reducir las emisiones y lograr la justicia climática. Las emisiones mundiales deben reducirse a la mitad esta década.
Esto significa una acción mucho más ambiciosa para reducir la contaminación por carbono, acelerando el cambio de los combustibles fósiles a las energías renovables -especialmente en los países del G20- y descarbonizando los sectores industriales que más emiten, como el acero, el cemento, el transporte marítimo y la aviación.
Significa cumplir con los compromisos de las Alianzas para una Transición Energética Justa con Sudáfrica, Indonesia y Vietnam.
Y ampliar esta cooperación mediante un Pacto de Solidaridad Climática en el que todos los grandes emisores hagan un esfuerzo adicional para reducir las emisiones, y los países más ricos movilicen recursos financieros y técnicos para apoyar a las economías emergentes en un esfuerzo común por mantener vivo el 1,5.
Y significa objetivos de emisiones para 2030 más ambiciosos por parte de empresas, inversores y ciudades, respaldados por acciones creíbles e inmediatas, es decir, emisiones reales y no falsos créditos de carbono.
Antes de septiembre, todas las empresas, ciudades, regiones e instituciones financieras que se hayan comprometido a alcanzar un balance neto cero en 2050 deberán presentar sus planes de transición con objetivos creíbles y ambiciosos para 2025 y 2030, en consonancia con las normas establecidas por mi Grupo de Expertos de Alto Nivel.
Tengo un mensaje especial para los productores de combustibles fósiles y para quienes los facilitan, que se apresuran a aumentar la producción y amasan ganancias monstruosas:
Si no son capaces de establecer un rumbo creíble hacia la reducción a cero, con objetivos para 2025 y 2030 que abarquen todas sus operaciones, no deberían estar operando. Su principal producto es nuestro principal problema.
Necesitamos una revolución de las energías renovables, no un resurgimiento autodestructivo de los combustibles fósiles.
Excelencias,
- La acción climática es imposible sin una financiación adecuada.
- Los países desarrollados saben lo que deben hacer:
- Como mínimo, cumplir los compromisos adquiridos en la última COP.
- Cumplir la promesa de 100.000 millones de dólares a los países en desarrollo.
- Terminar el trabajo y cumplir con el fondo para pérdidas y daños acordado en Sharm El-Sheikh.
- Duplicar la financiación de la adaptación.
- Reponer el Fondo Verde para el Clima antes de la COP28.
- Avanzar en los planes de sistemas de alerta temprana para proteger a todos los habitantes de la Tierra en un plazo de cinco años.
- Y dejar de subvencionar los combustibles fósiles y volcar las inversiones hacia las energías renovables.
Excelencias,
En septiembre, convocaré una Cumbre de Ambición Climática en el camino hacia la COP28 en diciembre. La invitación está abierta a cualquier dirigente gubernamental, empresarial o de la sociedad civil.
Pero viene con una condición:
Muéstrennos una acción acelerada en esta década y planes renovados y ambiciosos de reducción a cero. De lo contrario, por favor, no se presenten.
La COP28, que se celebrará en diciembre, sentará las bases para el primer inventario mundial de la historia, un momento colectivo de verdad, para evaluar dónde estamos y hacia dónde tenemos que ir en los próximos cinco años para alcanzar los objetivos de París.
También debemos dar vida al Marco Mundial para la Biodiversidad y establecer una vía clara para movilizar recursos suficientes.
Y los gobiernos deben desarrollar planes concretos para transformar las subvenciones que perjudican a la naturaleza en incentivos para la conservación y la sostenibilidad.
La acción sobre los océanos implica nuevas alianzas y mayores esfuerzos para atajar la contaminación marina, acabar con la sobrepesca, salvaguardar la biodiversidad marina y mucho más.
La Cumbre del Agua de marzo debe desembocar en una audaz Agenda de Acción para el Agua que otorgue a la sangre vital de nuestro mundo el compromiso que merece.
La acción por el clima es la mayor oportunidad del siglo XXI para impulsar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Un medio ambiente limpio, sano y sostenible es un derecho que debemos hacer realidad para todos.
Excelencias,
En cuarto lugar, el respeto de la diversidad y la universalidad de los derechos culturales.
Seamos de donde seamos, vivamos donde vivamos, la cultura es el corazón y el alma de la humanidad. Da sentido a nuestras vidas. La universalidad y la diversidad son fundamentales para los derechos culturales. Esos derechos carecen de sentido si una cultura o un grupo es elevado por encima de otro.
Pero desde la destrucción de cementerios sagrados hasta la conversión religiosa patrocinada por el Estado y los llamados programas de reeducación, los derechos culturales universales están siendo atacados desde todos los frentes.
El antisemitismo, la intolerancia antimusulmana, la persecución de los cristianos, el racismo y la ideología de la supremacía blanca están en marcha. Las minorías étnicas y religiosas, los refugiados, los migrantes, los pueblos indígenas y la comunidad LGBTQI-plus son cada vez más objetos de odio, en Internet y fuera de ella.
Muchos en posiciones de poder se benefician de caricaturizar la diversidad como una amenaza. Siembran la división y el odio. Utilizan las diferencias culturales como arma.
Las plataformas de las redes sociales utilizan algoritmos que amplifican las ideas tóxicas y canalizan las opiniones extremistas hacia la corriente dominante. Los publicistas financian este modelo de negocio. Algunas plataformas toleran la incitación al odio, el primer paso hacia los delitos de odio.
Los Programas de Divulgación de las Naciones Unidas sobre el Holocausto y el Genocidio contra los Tutsis en Ruanda, y nuestra Estrategia y Plan de Acción sobre el Discurso de Odio, forman parte de nuestro compromiso de proteger los derechos culturales y la diversidad en todo el mundo.
Haremos un llamamiento a la acción a todas las personas que influyen en la difusión de información errónea y desinformación en Internet: gobiernos, reguladores, responsables políticos, empresas tecnológicas, medios de comunicación y sociedad civil. Detener el odio. Establezcan fuertes barreras de seguridad. Responsabilícense del lenguaje que causa daño.
Y como parte de mi informe sobre Nuestra Agenda Común, estamos convocando a todas las partes interesadas en torno a un Código de Conducta para la integridad de la información en las plataformas digitales.
También nos centraremos más en cómo la desinformación y la información errónea están afectando al progreso de los problemas mundiales, incluida la crisis climática.
Excelencias,
En quinto lugar, el derecho a la plena igualdad de género.
La igualdad de género es tanto un derecho humano fundamental como una solución a algunos de nuestros mayores retos globales. Pero la mitad de la humanidad se ve frenada por el abuso de los derechos humanos más extendido de nuestro tiempo.
En Afganistán, las mujeres y las niñas son exiliadas en su propio país, se les prohíbe participar en la vida pública y los hombres controlan todos los aspectos de sus vidas. Como dijo una joven: “Estamos muertas y, sin embargo, vivas”.
En Irán, mujeres y niñas han tomado las calles exigiendo derechos humanos fundamentales, con un gran costo personal. Aunque los ejemplos más extremos acaparan la atención, la discriminación de género es mundial, crónica, omnipresente y frena a todos los países.
Existen enormes diferencias salariales entre hombres y mujeres incluso en las economías más avanzadas. Menos de una cuarta parte de los países han alcanzado la paridad de género en la educación secundaria superior. Al ritmo actual, las mujeres podrían tardar 286 años en alcanzar el mismo estatus jurídico que los hombres.
Y las cosas van a peor.
A nivel internacional, algunos gobiernos se oponen ahora incluso a integrar una perspectiva de género en las negociaciones multilaterales.
Nos enfrentamos a una intensa ofensiva contra los derechos de las mujeres y las niñas. Los derechos sexuales y reproductivos y la protección jurídica de las mujeres están amenazados.
A menudo me encuentro con paneles formados exclusivamente por hombres -los llamados “manels”- sobre cuestiones que afectan tanto a las mujeres y las niñas como a los hombres y los niños. Deberían prohibirse.
La igualdad de género es una cuestión de poder. El patriarcado, con milenios de poder a sus espaldas, se está reafirmando. Las Naciones Unidas están contraatacando y defendiendo los derechos de las mujeres y las niñas de todo el mundo.
Como parte de ese esfuerzo, encargué una revisión independiente de nuestra capacidad en torno a la igualdad de género en todos los pilares de nuestro trabajo. Las conclusiones y recomendaciones abordarán las estructuras, la financiación y el liderazgo para que podamos ofrecer mejores resultados a las mujeres del mundo.
También redoblaré mi apoyo a medidas que incluyan cuotas para cerrar las brechas en la representación de las mujeres, desde las elecciones hasta las salas de juntas y las mesas de paz.
La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer se centrará en las brechas de género en ciencia y tecnología que refuerzan las enormes desigualdades en el ámbito digital.
En el seno de nuestra Organización, mantendré y consolidaré los logros alcanzados en los altos cargos y redoblaré los esfuerzos a todos los niveles.
Excelencias,
En sexto lugar, los derechos civiles y políticos como base de las sociedades inclusivas.
La libertad de expresión y la participación en la vida política son la esencia de la democracia y fortalecen las sociedades y las economías. Pero en muchas partes del mundo, estos derechos se ven amenazados a medida que la democracia retrocede.
La pandemia se utiliza como tapadera de una pandemia de violaciones de los derechos civiles y políticos. Las leyes represivas restringen la libertad de expresar opiniones. Las nuevas tecnologías ofrecen a menudo excusas y métodos para controlar la libertad de reunión e incluso la libertad de circulación.
Los activistas de derechos humanos son objeto de acoso, abusos, detenciones y cosas peores. El espacio para la sociedad civil se desvanece ante nuestros ojos. En cada vez más países, los medios de comunicación están en la línea de fuego.
El número de periodistas y trabajadores de los medios de comunicación asesinados el año pasado se disparó un 50 por ciento. Muchos más fueron acosados, encarcelados y torturados.
Para hacer realidad mi Llamamiento a la Acción por los Derechos Humanos, estamos trabajando para impulsar las libertades fundamentales, promoviendo una participación más sistemática de la sociedad civil en todo nuestro trabajo y proteger el espacio cívico en todo el mundo.
Y estamos reforzando nuestro apoyo a las leyes y políticas que protegen el derecho a la participación y el derecho a la libertad de expresión, incluidos unos medios de comunicación libres e independientes.
Excelencias,
Por último, debemos reconocer que todas las amenazas a las que nos enfrentamos debilitan no sólo los derechos de las personas hoy, sino también los derechos de las generaciones futuras.
Se trata de una responsabilidad básica y de una prueba de fuego de la buena gobernanza. Sin embargo, con demasiada frecuencia, las generaciones futuras apenas se tienen en cuenta.
La Cumbre del Futuro del próximo año debe situar estos derechos en el primer plano del debate mundial: hacer las paces con la naturaleza; garantizar un futuro digital abierto, libre e inclusivo para todos (un Pacto Digital Mundial); eliminar las armas de destrucción masiva; y construir una gobernanza más justa e inclusiva.
No hay mejor grupo para defender ese futuro que los jóvenes, y la nueva Oficina de la Juventud de las Naciones Unidas, que empezará a funcionar este año, está diseñada para reforzar nuestro trabajo.
Estos esfuerzos son también una oportunidad para impulsar la acción mundial y construir unas Naciones Unidas adecuadas para una nueva era, cada vez más creativas, diversas, multilingües y cercanas a las personas a las que servimos.
Espero poder informar más detalladamente a la Asamblea General sobre Nuestro Programa Común el próximo lunes.
Excelencias,
Al examinar las prioridades para este año, un enfoque basado en los derechos es fundamental para lograr nuestra prioridad última: un mundo más seguro, más pacífico y sostenible.
La Carta y la Declaración Universal de los Derechos Humanos señalan el camino para salir del callejón sin salida actual. Son una fuente de soluciones y una fuente de esperanza.
Aprovechemos esa fuente, aprovechemos esa esperanza y actuemos con decisión antes de que sea demasiado tarde.
El tiempo es corto.
Y el reloj no se detiene.
Gracias.
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